Esta semana visité Tokio, Hiroshima, Ota y Yokohama, donde pude observar oficinas centrales, plantas de producción, el orgullo en el museo de varias marcas japonesas y ver la fortaleza actual de Japón como país productor, exportador y mercado local automotriz.
Así es, y lo comprobé, Japón, un país de alta tecnología, de gran producción a escala, de exportaciones a nivel mundial, de autos que han hecho historia y de marcas que hoy son globales. Una producción totalmente integrada sin necesidad casi de importación de partes pues desde el metal en láminas hasta los vehículos probados y saliendo de plantas, la calidad, organización industrial y logística de producción es uno de los fuertes de la industria japonesa con proveedores locales. Siempre un enfoque a la seguridad, eficiencia y confiabilidad.
Cómo se dividen las ventas en Japón
Las ventas en el país están divididas por tamaños, podríamos decir “normales”, los pequeños y los mini, una categoría que poco hay en otros países, pero es muy importante aquí y que se observa por todas las calles del país. Los miniautos, que además tienen concesiones del gobierno para que el cliente los priorice. Aún así, los transportes son de tal eficiencia que quizás un ciudadano normal en el día a día no utilice un auto para moverse en las grandes ciudades.
Ante tal escenario también vemos que muchos de los clientes prefieren tener auto ya que la industria es floreciente, pujante, los números son francos: en 2022 fabricó 7 millones 835 mil 482 unidades, entre vehículos particulares, camiones y autobuses. En vehículos personales la cifra es la mayor llegando a 6 millones 566 mil 318 unidades producidas; en camiones un millón 184 mil 533 unidades y 84 mil 611 camiones. Es cierto que mucho de lo producido se exporta y las exportaciones crecen, por ejemplo, en 2022 lo hicieron en 99.85%, llegando a 3 millones 813 mil 269 unidades.
Además de la producción, las ventas de vehículos en el país no paran, el año pasado cerraron en 4 millones 201 mil 320 unidades nuevas registradas para su uso en el país y las proyecciones son que crecerán a cinco millones. El número actual de enero a mayo de este año ya es halagador pues al quinto mes se habían vendido 2 millones 57 mil 880 unidades.
Las marcas que más venden en Japón
En el país del Imperio del Sol Naciente durante este año en volumen de ventas quien más comercializa es el gigante Toyota con un millón 371 mil 511 unidades hasta mayo, seguido de Suzuki con 658 mil 488 unidades, la diferencia entre ellas dos es que Suzuki vende en su mayoría autos mini y Toyota los normales y pequeños. En tercer lugar, Daihatsu, también de autos mini con casi nula participación en los segmentos de tamaño normal y pequeño, con 629 mil 715 unidades. En marcas que conocemos en México, Honda este año va en 613 mil 23 unidades, Nissan tiene ventas por 488 mil 691 unidades, Mazda por 177 mil 127, Mitsubishi por 98 mil 659 unidades y Subaru por 109 mil 87 unidades.
Así, Japón es un país eminentemente exportador, con una industria potente muy integrada a proveedores con empresas de volumen mundial y plantas en otros países como lo es Toyota, Nissan y Honda, pero también con marcas de mucha fabricación japonesa como lo es Suzuki, Subaru y Mazda, esta última con una de sus grandes plantas en el exterior en nuestro país.
En México la industria japonesa tiene gran impacto en proveedores, habrá que ver su impacto en estados como Aguascalientes y Morelos con Nissan; en Guanajuato con Mazda y Toyota, aportando empleos y también atrayendo a sus proveedores, plantas que también se dedican principalmente a la exportación a Estados Unidos.
Sin duda no entendemos a México sin la presencia de Nissan, y ahora de las grandes japonesas, su estancia en el país, inversión industrial y exportación, hacen a las empresas automotrices japonesas uno de los grandes motores de la industria en México, y por ello visitarlas en su país ha resultado revelador por el nivel de modernización que han logrado con cada generación y con la fuerza que han tomado después de la pandemia. Inclusive su tecnología llega a la conducción autónoma de alto nivel con mapeo a través de satélites en autos que ya circulan en sus caminos.